Nos tomamos unos buenos mates en el poco tiempo que teníamos viendo millones y millones de flores y aves distintas y nos volvimos al hotel para buscar el equipaje ya que teníamos que partir rumbo a París. Primero un tranvía y luego un tren hicieron que nuestro arribo al aeropuerto sea sencillo. Arribamos a la ventanilla de Vueling y no había nadie así que hicimos el check in rápidamente, recorrimos el aeropuerto de Ámsterdam (Schipol), compramos algo para comer y subimos al avión (una hora más tarde de lo previsto). Como era de esperar estaba vacío así que nos pusimos en los asientos de la salida de emergencia que tienen mayor espacio.
Llegamos a París y tuvimos que pedirle a un francés que nos explique como hacer para tomar el subte ya que el aeropuerto estaba en construcción y la señalización era escasa. Hicimos tres combinaciones de metro y luego de una hora y media de viaje llegábamos a lo de Milou (nuestra amiga francesa) para alojarnos.
El depto de Milou está ubicado a 8 cuadras de la Torre Eiffel y a cuatro del subte así que mejor ubicación no podíamos tener. Allí nos esperaban Sandra, Yuki y obviamente la dueña de casa Milou que estaba enferma. Comimos una picada a la francesa a eso de las 8 que valió como cena (en París cenan a esa hora) y salimos con Sandra y Yuki a recorrer la ciudad de noche y en bici. A igual que en Barcelona, los parisinos tiene la suerte de contar con un sistema de bicicletas que se pueden usar todo el día pagando solo un euro, así que sacamos unas bicis y fuimos de noche a ver Notre Dame, el ayuntamiento, parte de la Isla, el Senna y varias cosas más hasta terminar el recorrido en un bar donde nos esperaban unos amigos de las chicas. Nos tomamos unas cervezas con franceses y alemanes y a eso de las 12 volvimos para la casa en subte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario